¿Por qué las tarjetas de contacto nunca pasan de moda?
Hace algunos días me reuní presencialmente con un conocido de Linkedin.
Previo a la cita habíamos intercambiado emails y datos de contacto y googleado lo suficiente el uno del otro.
El día de la reunión llegó y hay algo que me llamó la atención:
¿Intercambiamos nuestras tarjetas de contacto?
¡Sí! ¡Por supuesto!
Los dos abrimos alegremente nuestras carteras y tras el intercambio de cartones la reunión prosiguió con un análisis minucioso de la tarjeta de visita entre mis manos.
El logotipo y el nombre la empresa.
El lema.
La paleta de colores.
Si era papel estucado, mate o satinado…
El reverso.
Como si se tratara de un ritual aquellos minutos nos habían ofrecido una excusa para entablar una conversación cordial.
Y la reunión prosiguió con total normalidad.
Posteriormente, terminada la reunión y al llegar a mi despacho saqué de la tarjeta de visita de mi cartera y la guardé con delicadeza.
Podría tratarse de una tarjeta más para añadir a mi colección. Pero nada más lejos de la realidad. El simple acto de cogerla y acariciarla con mis manos me hacía recordar de nuevo los detalles de la reunión.
Entonces pensé que sin duda se había tratado de una papelería corporativa sumamente útil antes de sumergirme de nuevo en mis quehaceres cotidianos.
¡Las tarjetas de visita nunca pasan de moda!
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